sábado, 29 de octubre de 2011

Queriéndote (castellano)

Abrazarte. Mirarte a escondidas. Cogerte la mano cuando estás cerca. Entrelazar mis dedos y los tuyos. Que me hagas reír. Ponerme tu chaqueta cuando hace frío. Hacerte reír. Dormirme a tu lado. Quererte hasta que duele el corazón. Oír tu voz hablándome, da igual de qué. Que me consueles cuando estoy triste. Contarte cosas sinsentido. Bailar contigo hasta que los pies digan basta. Sonreírte cuando te cazo una mirada furtiva. Besarte. Secarte las lágrimas. Reír juntos hasta no poder respirar. Que me susurres cuánto me quieres. Que me lo demuestres cada día. Discutir hasta que me calles con un beso. Acariciarte como un pequeño tesoro. Compartir un helado. Volvernos locos juntos. Descubrir los secretos de la noche contigo. Ver juntos amanecer, tanto el día como la noche. Descubrir tanto amor en esos ojos tuyos. Intentar que los míos también lo dejen ver. Robarte el corazón con una mirada. Que me escuches cantar hasta perder la voz. Delirar juntos hasta perder la realidad. Soñar contigo cada noche. Volar juntos a lugares donde no existe el mañana. Envejecer a tu lado. Arrancarte una sonrisa con cualquier payasada. Tardes contigo y un café. Que me hagas tan feliz. Pero lo más importante es que me dejes hacerte tan feliz como tú a mí.

lunes, 17 de octubre de 2011

La llegenda que el vent m'explica (català)

BSO: http://www.youtube.com/watch?v=vrLHOxxMqeY&feature=related

El vent m'acaricia la cara i, d'entre els seus mil dits i els seus inquietants xiuxuejos, distingeixo una història, una llegenda que em porta a centenars d'anys enrere, a paratges llunyans, però estranyament familiars... Un bosc amb diferents arbres, però al cap i a la fi, és el mateix bosc i me'l conec a la perfecció...
 Aquí, al penya-segat, amb el mar metres avall, però el seu perfum salat venint cap a mi, com un petó entre la foscor, sento que sóc feliç deixant-me endur. El vent, la terra, el cel i el mar, tots junts, volen portar-me a aquell temps passat, quan tot això era el mateix, però diferent lloc alhora. Ni tan sols jo sóc capaç d'explicar-ho... només tanco el ulls i em deixo portar, confio en tots ells, sé que no em volen fer mal, mai volen fer mal a cap ànima.
 I veig castells en els seus temps de glòria, cavallers dins brillants armadures, dames que volen el seu trobador guerrer, cartes que mai arribaran al seu destí... Em passejo pels prats i els pobles, sento sorolls que fa segles que no s'escolten, olors que no s'ensumen des de fa generacions, i noto la màgia al aire, cavalls que porten prínceps passant pel meu costat, tristeses i alegries tan reals com les meves, sentiments igual d'humans i fràgils...
 Sento que floto, que he marxat a un lloc d'on ja no s'hi torna, que t'atrapa amb les seves belles cançons i els versos perfectament rimats. Sé que em vull quedar aquí, que és massa meravellós com per ser-hi només un instant... Però el vent, la terra, el cel i el mar, tots junts, em recorden que no és el meu lloc i, a poc a poc, desfan tot allò que havien construït al meu voltant: els castells queden fets runes, els cavallers moren a les guerres, les dames veuen marxar el seu amor amb una princesa més jove i bonica... Tot es fa miques a poc a poc.
Crido.
 Per què? Per què no puc tornar? Puc ajudar-los, ajudar-los perquè els seus somnis es compleixin, fer arribar les cartes que, d'altra manera, es cauran sobre un roser i les espines trencaran les paraules, esgarraran tots els sentiments que hi ha dins, tot en un sospir.
 Però el vent, la terra, el cel i el mar, tots junts, em fan tornar al present i em recorden, amb melancolia, que tot això només és un bell pedaç de la història que ha desaparegut per sempre més, focs que s'han apagat i mai més revifaran.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El cuento imperfecto (castellano)

Y llega un día en que descubres que en el mundo no siempre brilla el sol. Primero descubres tus propios defectos y te decepcionas a ti misma al ver que, a diferencia de lo que pensabas cuando eras pequeña, no eres una princesa, que no eres esa niña de los cuentos, que las historias no hablan de ti. Pero lo asumes y te propones mejorar para, al final, no para ser la princesa del cuento, sino para escribir tu propio cuento, donde tú quizá no seas perfecta, pero la gente que te rodea lo será.
 Pero, poco a poco, creces y, a medida que estás más arriba, ves más y más que el mundo no es perfecto y, en definitiva, que nadie lo es.
 ¿Nadie? Siempre queda alguien que, para nosotros, es nuestro icono, nuestro ejemplo a seguir, esas personas que piensas que siempre toman la decisión correcta, que tienen una moral impecable y crees que nunca llegarás a ser como ellas pese a que lo aspiras con ganas. Siempre te queda alguien en quien confiar ciegamente, alguien que sabes que nunca se fallará a sí mismo ni a los demás, alguien en que todo el mundo se apoya al cojear, que ojalá fueses que como esa persona que nunca se equivoca y siempre consigue lo que se propone. Esas personas que estarán contigo en tu cuento perfecto.
 Y, finalmente, llegas a ese momento en que ni siquiera tus más perfectos ejemplos se salvan, el instante en que te das cuentas de todos sus defectos, que no eran tan buenos como parecían, y, sin saber por qué, sientes que te han fallado, que en cierta manera te han mentido, cuando en realidad lo que ha pasado es que no te han mostrado toda la verdad cuando pensabas que lo sabías todo. Te sientes sola, porque entre las páginas del cuento sólo estás tú, que el cuento que siempre te contaron es mentira, no se corresponde al mundo real y, furiosa, rompes sus bellas y tristes páginas.
 Y ése es un momento duro, difícil, porque es el momento en que te haces mayor de golpe, en que la infancia se queda, definitivamente, atrás, guardada cuidadosamente en un cajón del que sabes que ya no saldrá, así como los pedazos del cuento. Cuando descubres que ni tú eres perfecto, ni que nadie lo es, que el mundo está hecho para alegrarnos y decepcionarnos a partes iguales, que hay el mismo rato de día que de noche a lo largo del año, que hay los mismos días de verano que de invierno. Porque cuando tus iconos caen, sólo puedes agarrarte a lo bueno que hay en ti y en el resto de personas, pero sabes que ya nunca desearás ser otra persona, porque todos tenemos luces y sombras y nadie es más luminoso que otro... no existen esos cuentos perfectos en los que siempre creíste.
 Y deseas ignorar a conocer, hacerte pequeño en vez de envejecer, pero ya es demasiado tarde, la verdad te ha hecho madurar de golpe y ése es un paso que no tiene marcha atrás, ya se han borrado todas las letras del cuento, de pronto ni siquiera eres capaz de recordar de qué iba: es el momento de empezar con una nueva página en blanco.