martes, 21 de junio de 2011

El maullido triste (castellano)

 Una sombra que salta de tejado en tejado bajo una tenue luz plateada. Un alma solitaria y herida que ya ha aprendido a convivir consigo misma.
 Ha oído gritos y risas malvadas, ha sufrido golpes y ha huido centenares de veces. Como la noche huye del día, es esquiva: un cuerpo ágil y escurridizo, que ya ha vivido suficiente como para saber que la desconfianza es vital.
 Ha visto morir y desaparecer muchos compañeros, sabe que su vida no es más que una prueba de supervivencia. Siempre fue así, no ha conocido otra forma de vida; aunque confía en que, algún día, todo este sufrimiento hallará algún consuelo: quizá tan sólo una carícia sin malícia, una lata de algo rico, algo que no sea desprecio o miedo.
 O quizá ese ser larguirucho de dos patas jamás será capaz de darle algo así...
 El gato sufre una herida en el alma que no puede lamerse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario